El último lunes 27 de abril pintaba como un día normal para Pedro Fagoaga, el sacerdote de la Capilla Cristo Rey del barrio Güemes, pero eran las 8.30 cuando se encontró con algo que despertó su asombro. Es que, en el pasillo que une dicha parroquia con la casa en la que él vive, un donante anónimo dejó un enorme cuadro de la Virgen de Guadalupe junto a una carta en la que se detalla todo lo que hay que saber respecto a tan importante obra.
Transcurrieron más de tres meses desde ese momento, pero Fagoaga aún no sale de su asombro y en diálogo con EL DIARIO destacó que “el cuadro es de los pocos que hay, según me dijo gente que fue a México, que está pintado en tela y al óleo”.
“Es una réplica exacta del cuadro original, que data del año 1531, por lo que tiene el mismo valor que la imagen que se exhibe en el santuario de la Virgen de Guadalupe en México”, explicó, y a la vez señaló que “lo curioso es que no sabemos quién donó esta imagen a la parroquia. La dejaron en un pasillo que une la capilla con la casa donde vivo”.
Seguidamente, contó que “en Pascua hay un domingo que se llama ‘Del buen pastor’. El día anterior yo había predicado durante una misa que hacían falta buenos pastores y al día siguiente apareció este cuadro aquí en la capilla”.
“Lo trajeron en la camioneta de una empresa de fletes. Estaba cubierto con una tela y con un cartel que decía ‘para la Capilla Cristo Rey’, pero no tenía ningún dato de quién lo enviaba”, detalló, asegurando, además, que “este tipo de hechos me provoca que tenga que estar dispuesto a hacer lo que la Virgen me mande”.
Los días previos
En continuidad con su relato, hablando ahora de algunas situaciones que atravesó antes de la donación anónima, el padre Fagoaga contó: “Pertenezco al movimiento sacerdotal de consagración a la Virgen y en los últimos días, antes de que aparezca este cuadro, tenía sueños al dormir o insinuaciones al despertar, en los cuales la Virgen me preguntaba por qué no me seguía consagrando a ella”.
“Fue por eso que entonces empecé a leer los mensajes de la Virgen, que son muy importantes para el sacerdote, a consagrarme a ella. A los 15 días prediqué sobre la falta de pastores , sobre todo en la familia, para ayudarla a salir adelante ante tantos problemas que hay en la actualidad, y al día siguiente me encontré con esta imagen de la Virgen de Guadalupe; es creer o reventar”, manifestó sonriente.
Cabe aclarar que en la carta que llegó a la parroquia junto a la imagen de la Virgen, quien redactó el escrito destacó, en concordancia con lo destacado por Fagoaga acerca de la familia, que “en los ojos de la Virgen de Guadalupe hay un mensaje ‘escondido’, una imagen de la familia, reservado para nuestro tiempo y cuando este mensaje es más necesario, ya que la familia está bajo un serio ataque en nuestro mundo moderno”.
Por último, Fagoaga recordó que “una vez una mano anónima donó una imagen gigante del Cristo de San Damián, réplica de la original que está en la Capilla de San Francisco de Asís, lo que me hace pensar que esta nueva donación anónima fue realizada por la misma persona”.