El propietario de un quiosco de barrio Centro oeste está cansado de los inspectores municipales.
Un vecino del comercio situado en calle México, casi esquina Jujuy, llamó a EL DIARIO y se quejó por la “persecución que sufre este comerciante” por parte de los inspectores de la comuna.
¿Las razones? El señor colocó un banco en la vereda, casi pegado a la pared, y una larga maceta, casi contra el cordón de la acera. La fotografía ilustra por sí sola la situación: no molesta ni impide el paso de nadie.
“Vengo a charlar siempre con el dueño del quiosco, que es un laburante, y tiene que estar soportando esto: ya vinieron tres veces los inspectores para intimarlo a que saque algo que no molesta a nadie”, dijo un vecino. Y se preguntó: “¿Acaso en el centro no existen un montón de locales que colocan cosas en las veredas?”