A puro llanto de alegría. Transpirado de saltar, abrazar y celebrar. Eufórico y feliz. Así se mostró Germán Vicario, quien después de cuatro años descargó su efusivo sentimiento inmerso dentro suyo. Un festejo que salió del corazón, ese que tiene los colores de rojo y blanco.
Por eso se quebró en llanto con su hermano Pablo en un apretón interminable entremedio de tanta algarabía. Por eso se abrazó con todos, con su papá Oscar, su hijo Julián y con cada uno de sus jugadores, a los que en su mayoría conoce de niños, y a los que formó para esta realidad.
Y entremedio de tanta algarabía, dejó sus impresiones, con la emoción a flor de piel y dejó las siguientes palabras:
“Hay mucho trabajo detrás de esto. Hace cuatro años me tuve que ir perdiendo una final y volví a las raíces por la gente que te quiere, por la familia, que me aguanta en todo, por los amigos, y por ‘Mauri’ Moreyra, quien hizo mucho para que volviera al club. Hace un año que se fue y seguramente desde arriba nos iluminó. Con 42 años lamentablemente se fue, pero hizo muchísimo para el club, por eso, principalmente le dedico el título a él”.
“Uno tal vez se lleva un laurel equivocado porque uno se debe a los jugadores. Estos muchachos dieron la vida, no sólo acá, también en los entrenamientos, en los días de lluvia, de volver tarde a sus casas y levantarse bien temprano para ir a trabajar… Por eso, hay mucho esfuerzo y entonces la alegría es muy grande”.
“Yrigoyen es campeón porque juega bien al fútbol. Y porque el jugador está convencido de lo que le pide el técnico, equivocadamente o no, y eso es un logro. Cuando está convencido cualquier cosa en la vida se logra”.
“Esto también es el fruto a 10 años, por ahí interrumpidos porque me tuve que ir en un momento malo. Se decía que dirigía porque mi viejo era dirigente. Entonces, fueron muchas feas las que debí pasar, por lo que un poco que en este momento me salta la bronca retenida, y no es por ser rencoroso, sino por todo el laburo que hay atrás de todo esto. Es realmente muy grato lograr este título”.
“Si esto sirve para que el club y el pueblo se una, bienvenido sea. Estos pibes que están creciendo, el hecho de verlos campeones tiene que servir para que todos se contagien y cada vez seamos más hinchas”.
“El segundo gol fue un fenómeno, para ponerlo en un cuadro. Los que vinieron a vernos una sola vez dijeron que somos mezquinos, que no jugamos nada, que atacamos con un solo delantero… Y bueno quedó demostrado que atacan varios, que lo hace Oliva, Ferrero… Repito, el gol es para poner en un cuadro”.
Declaraciones
“Es lo más hermoso”
El capitán Lucas Morre describió: “Hace nueve años que no salimos campeones, esto tiene que ser una fiesta, mañana (por hoy) no tiene que trabajar nadie, debe haber asueto en Tío Pujio…”.
“Es lo más hermoso que me pudo haber pasado en 30 años después de tantas cosas que me pasaron en la vida. Siempre les dije a estos chicos, uno se puede caer, pero siempre te tenés que levantar. Y acá estamos, gracias a Dios ganamos un campeonato”.
“Dejamos nuestro sello”
Andrés Ferrero , autor del segundo gol, comentó: “Estoy muy contento porque pudimos cerrar algo por lo cual se venía luchando desde principio de año. Siempre imaginamos que íbamos salir a ganar, vinimos a dejar nuestro sello y a jugar de nuestra manera. Y lo demostramos”.
“Todos hicimos un gran sacrificio, tanto el que estudia, el que trabaja y el que deja a la familia. Acá hay muchos chicos que van a ser papá por primera vez y no es fácil dejar la casa... Todo esa valora y acá están las consecuencias”.
“Esto es único”
El auto del primer gol, Alvaro Nieva, mostró su gran felicidad por el título: “Esto es único y lo estoy disfrutando al máximo porque este club me vio nacer”.
“Le agradezco esto a mi novia Débora y a la nena Luana, que siempre me apoyaron y están conmigo en todas. Y a mi familia, que le dediqué el gol. Y a toda la gente porque acá vino todo un pueblo a alentarnos y entonces había que dejar la vida y quedó demostrado”.
“Muy merecido”
El defensor y uno de los baluartes del campeón, Matías Piovano, recalcó: “Este título es muy merecido por el grupo que se armó. Desde el primer momento que iniciamos dejamos mucho, la familia, los amigos, de compartir muchísimas cosas y por eso se dejó el alma y el corazón en la cancha”.
“Acá no hay ninguna fórmula, acá no falló ninguna pata de la mesa, los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes tiramos todo para el mismo lado y así logran estás cosas”.